En la columna anterior, publicada el pasado 14 de agosto en este diario, se había hecho una breve exposición sobre el Sistema del Crédito Social (SCS), su historia en la República Popular China (RPC) y lo que denuncian sus detractores, terminando esa columna con las fuentes que habría que utilizar para presentar el SCS de la forma más objetiva posible. Ahora se hace una exposición también breve acerca de su modus operandi en la RPC.

“BUENOS Y MALOS CIUDADANOS”. El SCS califica actividad y comportamiento de los habitantes de la RPC. Examina la situación financiera de la persona, sus hábitos de consumo, profesión, comportamiento en redes sociales, etc. Hasta mayo.2019, unos 23 millones de chinos integraban una lista de ‘malos ciudadanos’. Si consumen en exceso bebidas alcohólicas o tabaco su puntuación baja, pero si halagan al Partido Comunista en redes sociales o le donan sangre, su puntaje mejora. Con este modelo, los ‘buenos ciudadanos´ acceden a descuentos en servicios varios (transporte público, acceso a museos, bibliotecas, etc.). En cambio, las personas con bajo puntaje son marginadas: no pueden obtener créditos bancarios ni montar una empresa ni inscribir a sus hijos en una escuela privada, entre otras discriminaciones. Son apenas unos ejemplos dados para cada caso.

INFORMACIONES CONFIDENCIALES. Para elaborar perfiles de ‘buenos o malos ciudadanos´ no solo interviene el Estado. Entidades financieras y otras empresas privadas también colaboran con informaciones fidedignas, consideradas confidenciales, pero se las utiliza públicamente, tales como correos electrónicos, interacciones en redes sociales, uso de servicios financieros, etc. El reconocimiento facial es cuestión medular en este sistema de medición social que levanta polémica a escala global. La tecnología del SCS supera toda ciencia ficción y puede ser calificada de ‘orwelliana’ por su similitud con ciertos pasajes de la novela ‘1984’. El SCS permite identificar a las personas por su rostro. Es un escaneo constante de las caras de miles de personas mientras están en la vía pública o cuando realizan algún trámite en una ventanilla pública o privada.

EFECTOS PRÁCTICOS. El SCS se utiliza para desbloquear teléfonos celulares, retirar dinero en cajeros de entidades financieras, pagar en diferentes establecimientos, realizar controles en aeropuertos o identificar a sospechosos en eventos multitudinarios como conciertos o encuentros deportivos. No requiere permiso ni cooperación del individuo. En el SCS entran todos los ciudadanos pasando ante múltiples cámaras omnipresentes en lugares públicos, como en calles, bancos, oficinas públicas y privadas, estadios y espacios similares, por citar sólo unos ejemplos. Mientras el SCS continúa en distintos ámbitos y con diferentes actores, a partir de la tecnología de reconocimiento facial, las informaciones confidenciales proliferan y los negocios ad hoc avanzan con cifras elevadas. Mientras que en 2017 este mercado alcanzó los USD 1.400 millones, se estima un crecimiento sostenido hacia los USD 3.100 millones en el 2022.

REFLEXIONES INTERMEDIAS. La implementación totalitaria de la vigilancia masiva va en contra del progreso social que tantos años y vidas ha sacrificado. Sus efectos, como miedo o desconfianza, pueden acabar con el contrato social à la Rousseau y acrecentar las formas de gobierno ultra coercitivas y denunciantes. El SCS observado en la RPC se opone a creatividad e inventiva así como al progreso multidisciplinario y al desarrollo sostenible. Puede ejercerse en Estado de Derecho, pero no en democracia ni en respeto a libertades públicas ni a minorías religiosas ni étnicas.

Los sistemas democráticos que aseguran libertades amplias en EEUU, Europa, Japón, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelandia, entre otros, se oponen con éxito a la autocracia comunista e imperialista pisoteando ésta derecho internacional y valores humanos e invadiendo militarmente territorios violando el orden jurídico mundial. Viendo la guerra de Putin y adláteres en genocidio, masacrando al pueblo indefenso de Ucrania, el totalitarismo ruso y chino puede degenerar en autocracia imperialista y comunista, con afán expansivo, arriesgando una conflagración nuclear.  Alcanza los extremos vaticinados por Huxley y Orwell.

Publicado el domingo 28 de agosto de 2022 en el diario Ultima Hora de Asunción, así como en www.rsa.com.py y en redes sociales

Dr. Ricardo Rodríguez Silvero

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