Las fuerzas que enviará Dios ya llegarán, de eso no hay dudas; pero por ahora las que asoman sus rabos son las del diablo. Un auténtico valle de lágrimas. A algunos de estos demonios los conocemos con nombre y apellido: son los senadores peronistas que anteayer rechazaron el DNU del Presidente. A ellos se sumó Lousteau, pequeño saltarín: es presidente de la UCR y votó en sentido contrario al bloque de su propio partido. Claro que no corresponde detenerse en ese provocador. Los mileístas tenemos que mirar hacia dentro, porque la oveja negra está en nuestro propio rebaño. Victoria Eugenia Villarruel. Sí, Vicky, vice de la Nación, presidenta del Senado y, ante el menor descuido, piloto del Club del Helicóptero. ¡Satanás no era el Papa, Javier: era Vicky!

En un arranque de institucionalidad, cumplió con el reglamento y convocó a la fatídica sesión, en la que había solo dos opciones: perder por mucho o por muchísimo; se dio la segunda. Esta chica no entiende que entre déficit 0 e instituciones, obvio que prevalece el déficit. Trabajás para Milei, hermana: cómo se te ocurre hacerte la legalista. Javi, sorry que me meta: con otro DNU deberías declarala casta. Y que a partir de ahora viva como una descastada.

¿Y si viralizamos la consigna “Vicky no cumple, Javier dignifica”?

El día de la Asamblea Legislativa, apenas llegó el Presi al Congreso, ella lo agarró del brazo, cual primera dama, y caminó pegadita y sonriente a su lado. Se me revuelven las entrañas: por 30 denarios ya estaba urdiendo la traición. Aplaudió en los primeros tramos del discurso, y después nunca más (cruel contraste con Martín Menem, al que le sangraban las manos). La vice viene afianzando su vocación destituyente con viajes semanales al interior por los motivos más inverosímiles: Fiesta Provincial del Viento Cruzado en Río Negro, Día de la Aceituna sin Carozo en La Rioja, Festival del Pantano en Corrientes… Está en campaña y da vueltas por el país rosqueando. Su próximo destino, lógico, es Santa Cruz; una vice conspiradora no puede dejar de hablar con Cristina.

Hay que decir, además, que el decreto tiene cosas muy buenas; casi que no parece nuestro (perdón, un desliz). Ponía orden en los alquileres, en el mercado aeronáutico, en los sindicatos, y seguramente en otros temas que no llegué a leer porque tiene 366 artículos. Javi, los Mandamientos del Señor son 10, no 400.

Un senador oficialista que suele tomar café en el despacho de Vicky me llamó indignado, y yo quedé indignado con él después de escucharlo: otro que nos rema en contra. “Hacé esta cuenta –me dijo–. Cuando asumimos, en el Senado enfrentamos al kirchnerismo por el reparto de autoridades en las comisiones y juntamos 39 votos, contra 33 de ellos. Ahora, con lo del DNU, ellos fueron 42 y nosotros, 25. En tres meses perdimos 14 votos. Dale, Milei, seguí destruyendo los puentes con el Congreso. Seguí diciendo que somos todos ladrones. Seguí mandando trolls a meterse con la vida privada de Villarruel…”. Justo en ese instante Javi volcó su ira en Twitter: los que rechazaron el DNU pasaron a ser “delincuentes” y “traidores a la patria”. Claro que sí. Cómo me gusta tener a un presidente que pasa horas todos los días en las redes; digamos, enredado.

Nadie me saca de la cabeza que los senadores se vengaron porque Milei les cortó el aumento del 30% en las dietas, igual que a los diputados. El país festejó esa decisión. Una picardía que haya coincidido con la noticia de que el Pelu, mediante un decreto, se había aumentado 50% el sueldo. El que terminó pagando los platos rotos fue el secretario de Trabajo, Omar Yasin. Ya sin trabajo, Omar se pregunta por qué su firma en el decreto es más culpable que la del Presidente. Mi respuesta: si no te gusta, hacé un partido y ganá las elecciones.

Según parece, el desastre por lo del DNU pone entre paréntesis la gran iniciativa política del Gobierno, el Pacto de Mayo, último salvavidas que le tiramos a la casta para que purgue sus pecados. Ya se habla del Pacto de Julio, o de Agosto, pero hay coincidencias en que la sonoridad que le da mayo es muy distinta. Los Pactos de la Moncloa cambiaron la historia de España no gracias a que todas las fuerzas políticas llegaron a acuerdos básicos fundamentales, sino porque tenían un nombre imbatible. Javi, que la furia de este momento no nos haga perder perspectiva. Insistamos con el pacto y con mayo. Posteá unos cuantos insultos así negociamos desde una posición de fuerza. Porque la libertad, está científicamente comprobado, solo avanza a machetazo limpio.

Cuántas cosas me quedaron en el tintero: bajó la inflación, siguen creciendo las reservas del Banco Central, vino Barbie al país. ¡Vino Barbie! Afuera entienden mejor que nosotros el milagro transformador que estamos viviendo. Ese es el milagro: que nos entiendan.

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