Para afianzar Estado de Derecho en Democracia, en el sentido occidental de este término, regido por valores afines a la dignidad humana, deberíamos formular y aplicar políticas públicas hacia el desarrollo sostenible, es decir con macro-economía sólida, micro-economía en prosperidad compartida, justicia social y equilibrio ambiental. A tal efecto, se necesita establecer criterios prácticos y definirlos en términos operativos, de forma tal que lo fundamental se haga asequible. Esto último es buena alimentación, educación de calidad, seguro médico de enfermedades y jubilación, con alcantarillado en funcionamiento y sin sustancias tóxicas en el regadío de la agricultura. Todo ello enmarcado en defensa nacional y seguridad, salvaguardando identidad étnica y lingüística, facilitando integración al mercado mundial en igualdad de oportunidades.
LIBERTADES Y VALORES. Estado de Derecho y Democracia se hallan en peligro si es que no se logra afianzar la prevalencia de valores y ética en desarrollo sostenible así como se ha definido arriba. Se lo puede explicar en términos aún más prácticos diciendo que sistema económico eficiente y prosperidad compartida se dan cuando se logra producir y distribuir bienes de capital e intermedios y consumir los de canasta familiar, para todos, con mayor cantidad a mejor calidad y precios inferiores ya en el presente y consolidarlos en el futuro. Tales bienes pueden ser locales o importados. Lo importante es que tengan tales atributos. Dentro de dicha sostenibilidad debe ponerse énfasis en la creación de puestos de trabajo también para mano de obra no calificada.
SEGURIDAD Y DEFENSA. Estado de Derecho y Democracia se hallan en peligro también si no se instala seguridad con defensa, y vice-versa. El territorio nacional tiene que estar 100% bajo control de las autoridades públicas. No debe tolerarse ninguna actividad que implique alzarse ilegalmente en armas contra ellas o cometer crimen organizado contra la población. Las normas pacíficas de convivencia (Constitución, acuerdos internacionales, leyes, decretos, resoluciones y ordenanzas) deben tener vigencia real. El poder armado, por mandato constitucional, lo deben ejercer solamente los Poderes del Estado, en interactividad con las fuerzas de seguridad (militares, policías y similares). Dejar “cancha libre” a militantes de auto-denominados Ejércitos del Pueblo y adláteres es habilitar la demolición del Estado de Derecho en Democracia. Mucho menos debería permitirse que bandas terroristas y narcotraficantes del extranjero ejerzan “soberanía” dentro de nuestro propio territorio!
BASTA DE LATROCINIO Y VIOLENCIA. Los tres sectores de la nación, el público, el privado y la sociedad civil, deberían juntos encontrar la forma de erradicar los excesos en corrupción e impunidad y sus secuelas clepto- e ineptocracia y nepotismo. Así mismo, hay que combatir con igual contundencia los delitos económicos tradicionales (contrabando, evasión tributaria, piratería, producción de documentos falsos, etc.) y los de última gama (lavado de dinero, precios de transferencia y giros ilegales) junto con el crimen organizado (secuestro, extorsión, tortura, vejaciones y asesinatos de las víctimas así como financiación del terrorismo internacional).
NO A LA AUTOCRACIA. Bajo ningún pretexto debería tolerarse que se emulen localmente extremismos de izquierda o derecha así como populismos de igual signo; tampoco el imperialismo de autocracias que reprimen o erradican de sus propias sociedades a líderes de oposición, minorías étnicas y religiosas, cercenando libertades públicas y violando leyes internacionales. Tampoco permitir la presencia ni el acercamiento del fundamentalismo islamista de cualquier tipo así como tampoco del narcoterrorismo internacional.
SOLIDARIDAD. Si en ese contexto amplio, nuestro país empezase a flaquear, sus habitantes o uno o más de los tres sectores tendrán el derecho a recurrir a Gobiernos amigos, solicitando y obteniendo ayuda internacional para combatir localmente dictaduras comunistas, nacionales e internacionales, así como desestabilizadoras amenazas locales y extranjeras. Ellos deberían liderar una estrategia nacional para detener la usurpación de nuestros valores y libertades en Estado de Derecho y Democracia hacia el desarrollo sostenible.
Dr. Ricardo Rodríguez Silvero