En la parte superior de la página web de ese organismo multilateral puede leerse literalmente que nuestro país está allanando el camino para el crecimiento económico con inclusión social gracias a sus estables bases macroeconómicas, un sistema financiero sólido, la reducción de la pobreza y otras políticas de los últimos años y es uno de los países que mejor pudo afrontar la pandemia. Si alguna otra institución foránea u otra persona física o jurídica de nivel internacional hubiese publicado eso, probablemente no se lo hubiésemos creído. Y si lo hubiese escrito alguien a nivel local, más de uno hubiese pensado que su origen es el de autoridades públicas actuales en auto-alabanza y trance electoral.
A NIVEL MUNDIAL. El organismo internacional señala los múltiples choques externos que han ralentizado el crecimiento y la reducción de la pobreza en todo el planeta. En términos amplios: La economía se contrajo en 2019 debido a las sequías y al bajo desempeño de los socios comerciales. Posteriormente en 2020 la caída del producto se produjo por causa de restricciones de movilidad asociadas con COVID-19. Esto último llevó a que la pobreza aumentara al 22,3% en 2020 a pesar de las transferencias sociales adicionales realizadas a nivel mundial así como en cada mega región y en cada país. Para fines de 2022 se espera que la recesión inducida por la sequía y la inflación provoque que la pobreza se mantenga por encima de los niveles previos a la pandemia. Son palabras más palabras menos las expresiones del Banco Mundial.
UNA DE LAS EXCEPCIONES. Esa organización multinacional especializada en finanzas y asistencia técnica, inicia su página https://www.bancomundial.org/es/country/paraguay analizando nuestro país: Las políticas macroeconómicas sólidas han beneficiado a la economía de Paraguay durante las últimas dos décadas. De 2004 a 2019, este país creció más rápidamente, registró déficits fiscales más pequeños y se endeudó menos que sus países pares. Gran parte de este crecimiento reflejó términos de intercambio favorables que respaldaron las exportaciones agrícolas y pecuarias…, ayudados por las reformas institucionales, como metas de inflación y legislación de responsabilidad fiscal, fortaleciendo macro estabilidad y sostenido crecimiento.
DATOS DE MARGINALIDAD Y DESIGUALDAD. La pobreza (USD 6,85 por día y per cápita, con paridades de poder adquisitivo en 2017) se redujo en nuestro país del 40,2% al 19,7%, mientras que la desigualdad lo hizo de 54 a 46 puntos Gini durante 2004 a 2019. Utilizando datos anteriores a la pandemia, el Proyecto de Capital Humano del Banco Mundial estimó que un niño nacido en Paraguay solo alcanzaría el 53% de la productividad que podría haber alcanzado con pleno acceso a salud y a educación. El Informe del Banco Mundial es mucho más amplio y por eso será analizado por partes.
PARAGUAY MEJOR, SÓLO HASTA CIERTO PUNTO. El lector de esta columna ya se habrá dado cuenta de que toda esa exposición del Banco Mundial se explica solamente si se relaciona su información cuantitativa sobre Paraguay con los datos aún peores de los demás países en América Latina y el Caribe (ALC). Esta es precisamente una de las características extraordinarias de nuestro país en comparación con los demás de ALC. Es así incluso ampliando y diversificando el cotejo con otras causas de desequilibrios mundiales, tales como el cambio climático -de impacto ya catastrófico-, cuyo síndrome son sequías, inundaciones, tsunamis, entre otros desastres telúricos; el desorden geopolítico con amenazas de conflagración nuclear por la guerra genocida de Putin y adláteres contra Ucrania destruyendo ciudades, instalaciones, infraestructuras e innumerables edificios civiles, ocasionando decenas de miles de muertos, desaparecidos y heridos en ambas partes. A consecuencias de ello, la inflación mundial y el aumento de los precios de gas, cereales y demás alimentos alcanzaron niveles como no se ha visto en décadas enteras. Esto puede arrojar a la hambruna a las zonas más frágiles del planeta, tales como África negra, la parte más pobre de ALC y otras zonas acosadas por escasez de alimentos. Sus repercusiones en mayores desigualdades son aún más graves en poblaciones paupérrimas.
Dr. Ricardo Rodríguez Silvero