Si analizamos los problemas de gravedad por los que pasamos en el trascurso de 2020, obviamente lo más trascendente es la pandemia del virus covid19 y sus profundas consecuencias en salud y economía. Dentro de esta última lo más preocupante es la caída de producción y ventas así como sus efectos colaterales: un gran número de micro- y pequeñas empresas (MIPYMES) en los ámbitos urbano y rural tuvo que cerrar sus oficinas, plantas, talleres, emprendimientos y chacras; las cifras de desempleados y subempleados aumentaron sobre-proporcionalmente. Esto se ha observado en mayor medida en las actividades informales, de difícil cuantificación porque, por definición y práctica, no están registradas por las autoridades públicas. Por otro lado y precisamente por la mencionada pandemia, el sobre-endeudamiento ha sido gigantesco.

REDUCIR INFORMALIDAD. Para hacerlo breve, las tareas prioritarias de los sectores público y privado así como de la sociedad civil deben concentrarse hoy en día en cómo formular y poner en práctica las políticas públicas de forma tal que pueda controlarse la pandemia, aumentar el producto interno y reducir el endeudamiento así como el déficit fiscal a niveles razonables. Es obvio que, a consecuencias de lo señalado en el primer párrafo, el énfasis debe ser puesto en la formalización, vale decir en registrar las actividades informales y también volviendo atractivas las formales.

ACHICAR LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA. Para que la legalidad se vuelva atractiva debemos volver más eficiente y transparente la Administración Pública, disminuyendo la mala calidad de su gasto, posponiendo la contratación de nuevos funcionarios, manteniendo en vigencia la Ley de la Función Pública y afianzando la meritocracia, erradicando la inepto- y cleptocracia así como el nepotismo masivo. No hablemos de “reducir el tamaño del Estado”: esto es demasiado amplio y difícil de concretar. Mejor poner en práctica la reforma de la Administración Pública y la mejora del Presupuesto General de la Nación (PGN), impidiendo remuneraciones siderales y el aumento de las normales.

Si no se logra esta mejora tanto en términos de ingresos como de egresos en el PGN, será imposible reducir el déficit fiscal, que ha aumentado ya al 6,1% del producto interno bruto, es decir se dejó de lado la Ley de Responsabilidad Fiscal. Así va a ser sumamente difícil reducir el endeudamiento público, que está alcanzando ya valores nunca vistos en este país.

REFORMA IMPOSITIVA, ISC Y MYPIMES. También habrá que continuar con la reforma tributaria. La que se ha puesto en práctica en los últimos tiempos es necesaria pero no suficiente. No se ha aumentado la imposición, que tiene tasas bajísimas, en el Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) sobre tabaco y derivados así como sobre bebidas alcohólicas, ambos altamente nocivos para la salud: su consumo excesivo termina con la vida de los empedernidos, dejando postrada económicamente a su familia. El costo de estos excesos se viene financiando con la recaudación de otros impuestos, como el IVA y el Impuesto a la Renta a las Empresas. La recaudación que se obtiene con esas tasas del ISC no es suficiente ni siquiera para financiar los gastos de internación de los damnificados en los ministerios, hospitales regionales y centros de salud.

Además, tenemos que desarrollar creatividad para gravar las actividades de las MIPYMES. No tiene sentido gravarlas cuando son valores reducidísimos. Tendríamos que definir un nivel inferior, bajo el cual no valga la pena realizar ningún esfuerzo, ni el contribuyente ni la Autoridad Administrativa. Gravar actividades que no aporten mensualmente ni el equivalente a un salario mínimo legal es un absurdo. Ella no percibiría lo suficiente para financiar ni el costo operativo de la recaudación. El Impuesto a la Renta Personal prevé no gravar ingresos inferiores a 80 millones de G anuales. Esto es razonable.

Por otro lado, la evasión tributaria sigue estando entre 30% y 40% de la recaudación potencial, dependiendo de la categoría del impuesto. Y los “manguruyuses”, sobre todo los de extracción político-partidaria, especialmente algunos contubernios a nivel de Gobiernos Subnacionales (Gobernaciones y Municipalidades) así como algunos bien conocidos de apellido doble, sin olvidar a los de simple –que no se quedan atrás- siguen tan campantes robando y evadiendo impuestos. Si lo toleramos, nos puede ir mal.

Dr. Ricardo Rodriguez Silvero

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