Este título, que aparenta una perogrullada, realmente no lo es. Se trata de dimensionar la significación del idioma, sobre todo en ciencias y políticas sociales. Nada sensato se puede lograr sin una hermenéutica lingüística adecuada.
PARACELSUS. Empecemos con este suizo, influyente en la primera mitad del XVI, alquimista, médico y astrólogo, conocido por el significado que le había dado a la dosis en todo proceso químico (“Nada es veneno y todo es veneno: depende de la dosis!”). Sigamos con el refranero español de esa misma época “Carrera que da el caballo, en el cuerpo la lleva!” poniendo énfasis en lo experimentado: “La mejor tecnología es la experiencia acumulada”!
SHAKESPEARE. Continuemos en la segunda mitad del siglo XVI y primer quinquenio del XVII, con el dramaturgo, poeta y actor inglés. Se le considera el escritor más importante en lengua inglesa y uno de los más célebres de la literatura universal. Extraer algo fundamental de su obra pletórica es dificilísimo por lo fructífera. Shakespeare fue venerado ya en su tiempo, pero su reputación no alcanzó las más altas cotas sino hasta el siglo XIX. Los “románticos”, particularmente, aclamaron su genio, y los “victorianos” lo adoraban con una devoción que George Bernard Shaw denominó “bardolatría”. Shakespeare, más que ningún otro, ha realzado hasta lo sublime la importancia del lenguaje como expresión magnífica de realidad y fantasía. Probablemente su obra más excelsa es la tragedia de amor de “Romeo y Julieta»: “mejor la muerte que vivir separados!” Sus familias, irreconciliablemente enemistadas, se unen después de la fatalidad.
GOETHE. Johann Wolfgang tuvo su influjo en la segunda mitad del siglo XVIII y primer tercio de siglo del XIX. Von Goethe fue un dramaturgo, novelista, poeta y naturalista alemán, contribuyente fundamental del «romanticismo», sobre el que impactó con fuerza. Existe con él igual dificultad que con Shakespeare en cuanto a lo prolífico y lo difícil de encontrar lo fundamental en su obra pletórica. Fue el principal miembro del movimiento «Sturm und Drang“(tormenta y urgimiento). Su obra cumbre fue el “Fausto”, influyente también en el Círculo de Weimar, cuna de la intelectualidad alemana en esa época. Incluso en sus expresiones menos gravitantes, su influencia, también en lo aparentemente insignificante, fue nada despreciable: “Geselle Dich der kleinsten Schar! (Únete a los círculos más pequeños: te tratarán como parte de la familia!)
LEWIS CARROLL. Continuemos en la segunda mitad del XIX recordándolo al británico, el de “Alicia en el país de las maravillas”, conocido por su severa advertencia en el sentido de llevar cuidado con las palabras a ser elegidas en la utilización del lenguaje porque éste puede crear sus propias realidades por más increíbles que aparenten ser. Es alegórico el mundo de Alicia: ha logrado en la mente de los lectores precisamente la sensación, en algunos incluso la seguridad, de que las criaturas y su mundo, inventados por el autor, realmente existen.
LUDWIG WITTGENSTEIN. Sigamos con el austríaco de influencia universal, que se ha hecho sentir poderosamente en la primera mitad del siglo XX. Filósofo, matemático, lingüista y lógico, posteriormente nacionalizado británico, se hizo conocer por su sentencia: “los límites de tu lenguaje son los de tu mundo! Y, si eres políglota, se amplía tu universo”! Publicó el “Tractatus logico-philosophicus”, que influyó en los positivistas lógicos del Círculo de Viena. Tiempo después, el “Tractatus” fue severamente criticado por el propio Wittgenstein en “Los cuadernos azul y marrón” y en sus “Investigaciones filosóficas», ambas obras póstumas. Fue discípulo de Bertrand Russell en el Trinity College de la Universidad de Cambridge.
MARTIN HEIDEGGER. Y terminemos, sin que la exhortación del título de esta columna acabe, con el famoso filólogo de Ser y Tiempo (“Sein und Zeit”) en el siglo XX, el alemán de la Selva Negra, que afirmaba con vehemencia que el lenguaje es el hábitat natural del ser humano. En el idioma se desarrolla su desafío y destino. El tiempo, afirma, es parte necesaria de su existencia así como el espacio la estructura de su vivencia. El ser humano es simultáneamente dependiente de su presente y de su pasado, viviendo permanentemente su futuro en “estado aún no consumado”. Su habitáculo puede ser múltiple e intercomunicado si el hablante es políglota.
Publicada el domingo 12 de febrero de 2023 en el diario Última Hora de Asunción, así como posteriormente en www.rsa.com.py y en redes sociales
Dr. Ricardo Rodríguez Silvero