Autor, Alejandro Borensztein

De tanto nombrar a Macri, Cristina terminó con 6 años de condena, inhabilitación perpetua y un decomiso de 85.000 palos. Tal vez los hoteles y Lázaro ayudaron también un poquito.

Al final tenía razón el kirchnerismo: Macri es mufa. Sin embargo, la prueba de ello no son las distintas fotos que los militantes kirchneristas difunden por todos lados en donde se ve al Gato posando con banderas, presidentes o jugadores de cada uno de los equipos que fueron eliminados del Mundial. Eso es solo un eslabón más en la idea de seguir responsabilizándolo por todo lo malo que nos pasa. Bastó una foto de Macri sentado en la platea con los árabes el mismo día de la derrota contra Arabia Saudita para pegarle la etiqueta, pero como la selección remontó el golpe inicial, los kirchneristas dieron vuelta el argumento y le endosaron al Gato las desgracias ajenas. Por ejemplo, rápidamente apareció la foto con Pedro Sánchez y chau España, reflotaron el elogio público a los alemanes cuando los tipos se volvieron en primera ronda y publicaron una foto de Macri con viejas glorias brasileñas justo el día que la verdeamarela quedó fuori della Copa.

La última movida fue una vieja foto con Máxima, en la previa del partido con Países Bajos, y ya circula una foto con la expresidenta de Croacia como presagio de mufa a los croatas. Nada de esto sirve como evidencia empírica, diría Milei. Al fin y al cabo, Macri también estuvo presente en todos los partidos de Argentina y, pese a eso, nos fue fenómeno. Lo que sí es una prueba contundente de que el tipo es mufa, y para peor en temas muy serios, es que Cristina se pasó tres años usándolo de excusa para cada uno de sus desatinos, nunca paró de hablar de él y, de tanto nombrarlo, terminó con una condena a 6 años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Como si esto fuera poco, le dictaron un decomiso de 84.000 palos pesos que hoy son unos 250 millones de dólares. Por suerte para Cristina, la que gobierna es Ella misma, obviamente con la invalorable colaboración de Alberto, Massa y Máximo. Si siguen gobernando así, lo más probable es que estos 84.000 palos pesos terminen devaluados y no sean más que cuatro o cinco palitos verdes como máximo. No hay mal que por bien no venga.

La justicia puede estar tranquila. Cuatro o cinco palos verdes es una cifra que ella ya demostró tener en cash guardados en una de sus cajas del Banco Galicia. No va a tener necesidad de defaultear. De última, si el dólar no se devalúa lo suficiente, siempre se le puede pedir a Massa que fije un “dólar decomiso” y listo. Como si todo esto fuera poco, Cristina tenía previsto hacer mañana un gran acto en el CCK con toda la militancia en la calle para dar inicio a la resistencia popular y terminar con la mafia macrista judicial y, ya que estamos, liquidar la división de poderes y sepultar la República. Pero tanto habló de Macri en su alegato final del martes que el tipo la lechuceó, Ella se agarró Covid y hubo que suspender la revolución popular para otra oportunidad. Creer o reventar.

En estos temas Néstor era más vivo. Cuando lo nombraba a Menem, a quien apoyó incondicionalmente durante una década (privatizaciones e indultos incluidos), se agarraba los gobelinos. Cristina no para de hablar de Macri y nunca la vimos ni siquiera rozarse una teta. Así le fue. Obviamente, no solo perdió el juicio por andar hablando de Macri. Los hoteles ayudaron bastante. Las obras de Lázaro también y los negocios, alquileres y demás operaciones que hicieron entre ellos son evidencias que todos vimos con lujo de detalles por televisión. Difícil remontar semejantes pruebas. Ni hablar de los secretarios privados de Néstor y Cristina que tenían cientos de millones de dólares o los memorables bolsos de López en el convento. De todos modos, es muy probable que si hubiera aprovechado las instancias de alegatos para intentar demostrar su inocencia le hubiese ido un poco mejor. Pero tanta locura contra el Gato al final le jugó en contra. O tal vez no había manera de demostrar inocencia.

En su furia final nos avisó a todos, un poquito desencajada, que el 10 de diciembre de 2023 se vuelve a la misma casita de la que salió hace 20 años con Néstor cuando llegaron a la Rosada (textual). Aclaremos que, en tal caso, eso sería así porque Ella quiere. En realidad, desde 2003 a hoy, se compró unos pisos en Puerto Madero de la gran flauta y propiedades varias incluyendo cuatro hoteles, uno de los cuales tiene más de 6.000 m2. Calculando dos lucas verdes el metro de hotel terminado y equipado, te da un hotelito de 12 palos verdes. Todo esto no estaba en 2003. O sea, tiene lugares mejores adonde volver el año que viene, si Ella quiere. Pero si prefiere hacerse pasar por Arturo Illia y decir “vuelvo cansada a la casita de mis viejos”, allá Ella.

De cualquier manera, hay que reconocer que, por suerte, el famoso “si la tocan a Cristina que quilombo se va a armar” no fue para tanto, al menos por ahora. El kirchnerismo resultó hasta el momento un poco más civilizado de lo que amagaban. Salvo uno que otro trasnochado como, por ejemplo, el General Milani que el 5 de diciembre a las 12:49 horas twitteó textualmente: “en lo personal creo que ya no existe salida pacífica a tamaña injusticia… sea en el corto o en el largo plazo, esta situación terminará de la peor manera”. Caramba. Se ve que este muchacho quedó marcado de tanto laburar bajo las órdenes de Videla.

Otra evidencia de que el Gato es mufa, es que también Alberto se pasó tres años hablando de Macri y se transformó en el peor presidente de la democracia. Se hubiera dedicado a gobernar y no tendríamos 100% de inflación ni 45% de pobreza. Inclusive, si en lugar de ñañanear con Macri durante todo el mandato se hubiera ocupado de cumplir su compromiso con Cristina de hacerla zafar de las causas, ahora estaríamos todos felices, libres e impunes. Pero no, todo fue “ah pero Macri”. Y el Gato no perdona. No sé que espera AMLO para regalarle una pata de conejo. A esta altura corresponde una aclaración muy importante para la popular barriada kirchnerista: todos los errores, faltas e incluso delitos que pudieran cometer los que se enfrentan a Cristina no la transforman en inocente. Robar, robó. Y eso es lo único que se discutió en este juicio. Lo demás es tema para otra nota.

Mientras tanto, rescatemos lo importante. A veces, en el medio del fragor de la política y de la emoción del Mundial, perdemos de vista lo trascendente. Ayer fue 10 de diciembre y se cumplieron tres años del gobierno de Alberto. Felicidades campeón. Que sigan los éxitos. Amigo lector, disfrutemos de esta fiesta. Como los últimos dos domingos, seguimos felices, esperanzados y orgullosos de esta selección. Gracias Messi, gracias Dibu.

Y vos Gato, andá comprando camisetas de Croacia, Francia y Marruecos. Por las dudas. Todo suma.

Publicado en el diario Clarín de Argentina el 10 de diciembre de 2022

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